Sunday, September 24, 2017

CUESTION DE DERECHOS

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“En la versión neoliberal, el paro tiene como causa fundamental la inflexibilidad de los salarios, porque si los trabajadores estuviesen dispuestos a admitir una reducción suficiente, la economía se orientaría automáticamente hacia el pleno empleo”[Pedro Montes, Golpe de Estado al bienestar, Icaria 1996]

En 1997 la profesora Adela Cortina publicaba “Ciudadanos del mundo”. En dicha obra, siguiendo a T. H. Marshall, se hacía una lectura ético-política del concepto de ciudadanía. Es verdad que, por aquella época, precisamente en 1996,Pedro Montes delimitaba lo que estaba siendo la nueva política que conocemos como neoliberalismo. En Golpe al estado de bienestar el economista relataba lo que estaba asentándose y que suponía un retroceso de los derechos económicos y sociales. Unos cuantos años antes y con motivo del bicentenario de la Revolución Francesa, el pensador marxista Étienne Balibar teorizaba sobre la egalibérté [igualibertad]que la ido insertando en el concepto de ciudadanía. Pero a diferencia de los demás pensadores Balibar concibe la ciudadanía como conflicto:
A pesar de la diversidad de estos fenómenos, se advierte que el conflicto en última instancia siempre es determinante, porque la igual- libertad no es una disposición originaria, y porque los dominantes jamás ceden sus privilegios o su poder de forma voluntaria, incluso si les sucede, bajo la presión de los acontecimientos, que son tomados por la embriaguez de la fraternidad” [Ciudadanía]. Para Balibar la ciudadanía supone también la exclusión y lo hemos visto en los últimos tiempos en la “banlieu” parisina.

Pero volvamos al Estado del Bienestar y lo que significaba la ciudadanía en el mismo. Para Adela Cortina dicho Estado se configura como:a)Intervención del Estado en los mecanismo de mercado, b) política de pleno empleo, c) Institucionalización de los sistemas de protección, d) institucionalización de ayudas  para los que o pueden estar en el mercado de trabajo.

Crisis del Estado del Bienestar

Borja Barragué nos recuerda que “después de 1945, una de las tareas de los políticos de postguerra consistió en vincular las clases medias comerciales y profesionales a las instituciones del Estado, pues, se pensaba, fue la desafección de este grupo lo que había dado lugar al fascismo” [El derecho a la renta básica y el Banco de Justicia]. El pacto keynesiano o lo que otros denominan los “Años Gloriosos”, podemos afirmar que es el “momento” socialdemócrata. Pero dicho pacto fue producto de una serie de circunstancias. La derrota del fascismo supuso al mismo tiempo el triunfo del stalinismo en la parte oriental de Europa y, queramos o no, las conquistas sociales de dicho bloque se convirtieron en un espejo para todo el movimiento obrero occidental; además de las grandes luchas de dicho movimiento en entre guerras para conquistar los derechos sociales y económicos. Ciudadanía y trabajo forman un núcleo duro de dicho momento socialdemócrata.

Por consiguiente, la burguesía llega al pacto para evitar la ola revolucionaria. Un pacto que permite la cogestión de la economía por parte de las organizaciones de la clase obrera a cambio de no cuestionar el sistema económico. A cambio el movimiento obrero obtiene una serie de derechos, como el SMI, o en otros países (Italia) la Escala móvil de salarios, además de lo que durante años hemos conocido como el salario diferido y el casi “pleno empleo”.

Pero el “paraíso dura poco” (aparte de que dicho paraíso se basaba en mantener al Tercer Mundo fuera del pastel y por tanto explotando sus recursos). Un paraíso que entra en crisis cuando el modelo de acumulación capitalista entra en caída y se produce un estancamiento económico. Es lo que sucede con la primera “crisis del Petróleo” y la aparición de la burguesía árabe que quiere parte del pastel. Son los petrodólares. Es el momento también de la aparición del neoliberalismo.

Y en la trampa neoliberal, ya desde el principio cayeron tanto los socialdemócratas como los eurocomunistas a lo largo de la década de los 80. El triunfo político deRegan/Tatcherse fundamenta en dos derrotas del movimiento obrero tanto en los USA como en Inglaterra. Siempre tuvieron muy claro que para triunfar había que cambiar la correlación de fuerzas, por tanto en derrotar al movimiento obrero, y el eje de esto pasaba por quebrar el sindicalismo de clase.

Si, por otra parte, nos remitimos al reino de España, nos encontramos que el Estado del Bienestar se comienza a construir saliendo de una dictadura, y en el mismo momento en que en el resto de Europa triunfa el neoliberalismo y se aplica ya la política de la austeridad que abrazan tanto el eurocomunismo(por boca de E. Belinguer) como por la socialdemocracia (por boca del canciller alemán Smitch). En aquella época se nos decía que “en tiempo de crisis el trabajador tenía que apretarse el cinturón, para recoger las migajas en tiempos de recuperación”.

Además, el hecho de construir un Estado del bienestar pactado (el régimen del 78) supuso dejar del lado una serie de derechos, como son la cogestión (que nace pervertida en el Reino de España), la huelga por solidaridad o la prohibición de la “caja de resistencia”. El modelo español es un modelo débil y diríamos que vigilado; tan sólo hay que ver las distintas [contra]reformas laborales donde el movimiento obrero ha ido cada vez perdiendo más derechos.

Hasta los 70 ciudadanía/trabajo formaban un binomio cultural y social. Por el trabajo se integraba como ciudadano. El asalto neoliberal arremete contra las mismas raíces de dicho binomio. Ya en los 80 se nos habla del “fin del trabajo” por lo que había que buscar otros medios para que hubiera integración. La realidad fue muy distinta. Dicha tesis que fue asimilada por cierto tipo de izquierda nos llevaba a otro término como fue el de actividad. Ahora bien el capitalismo neoliberal iba por otro camino. Pero no es el tema de este post. Tan solo decir que tal propuesta sirvió para dar el último hachazo a los derechos económicos y sociales. Lo que se buscaba no era más que conseguir la  división del movimiento obrero y chantajear entre un núcleo duro (trabajadores fijos) y aquellos que iban quedando fuera del sistema. Y la debilitación del sindicalismo. El neoliberalismo deriva la sociedad y la economía hacia un individualismo, creando súbditos en vez de ciudadanos.

Un nuevo derecho: la RB

En 1988 la Revista Zona Abierta publica un número que lleva por título “Un salario social mínimo (garantizado) para todos”. En dicho dossier el filósofo Philippe Van Parijspublica el artículo “Una vía capitalista al comunismo” donde nos dice: “si, por el contrario, la renta garantizada adoptara la forma de un subsidio universal, concedido incondicionalmente a todos los ciudadanos, las cosas cambiarían sustancialmente. Dado que los ciudadanos tendrían un derecho absoluto a este subsidio, cualesquiera que fueran sus ingresos de otras fuentes, comenzarían a obtener unos ingresos adicionales tan pronto como realizaran cualquier tipo de trabajo, por pequeño que fuera y por mal pagado que estuviera”. He aquí la primera versión de lo que luego conoceríamos como Allocationuniverselle, y en la lengua cervantina como Renta Básica.

Es verdad que dicha primera versión chocaba. De hecho en el mismo número de la revista hay toda una discusión con los pensadores que en aquél momento se denominaban a si mismos miembros del “marxismo analítico” que más tarde Van Parijs dejaría para defender un liberalismo solidario. La verdad es que Van Parijs va a realizar una lectura del principio de diferencia de Rawls para fundamentar un posible Estado del Bienestar, recogiendo las tesis de Thomás Paine.

Desde mi perspectiva la propuesta de Van Parijs y su liberalismo solidario es una propuesta débil. Ya en mi tesis doctoral [Renta Básica y trabajo, cp2. Palibrio. Sintetizo esta postura] Es necesario realizar una lectura “radical” del Principio de la diferencia para transforma la propuesta. Es lo que hago en mi artículo “Una lectura crítica del “Principio de diferencia” (XVI CongrésValencià de Filosofia).

Cuando se publica esta revista el Reino de España se encuentra en el segundo gobierno de Felipe González, que comienza a practicar una política liberal que le conduce a una propuesta de reindustrialización que no es otra cosa que entrar en la nueva división internacional del trabajo que se le exigía para entrar en Europa. Es la época del cierre de AHM entre otras industrias. Hay que tener en cuenta que en Europa nos adentramos en una política monetarista… Donde el paro lleva camino de convertirse en un “paro de masas”. 

¿Cuál es la política social en Europa? Por un lado, la RTT. Pero ya aquí se produce una quiebra pues cierta fracción de la izquierda europea defiende que la misma sea sin rebaja salarial; mientras que la socialdemocracia propugna lo contrario. Por otra parte, la socialdemocracia allá donde gobierna implementa una política de rentas que conocemos como RMI. Es precisamente la que Van Parijs en su artículo propone convertirla en un derecho absoluto ya que, según los defensores de la RB, la política de la RMI no supera ni la “trampa del paro”, ni la “trampa de la pobreza”.

¿Por qué decimos que es un derecho? La RB no es un subsidio como pueda ser la RMI. Los subsidios no son individuales y llevan una contraprestación y/o una obligación (la de trabajar), dejándose de recibir si se encuentra un trabajo, aunque dicho trabajo sea inferior a la subvención. 

Quizás para los críticos de la RB sea una propuesta radical. Por eso extraña cuando desde cierta izquierda (fundamentalmente aquella que defiende el trabajo garantizado) se acusa a la RB de ser una propuesta que hace la derecha, en particular, la derecha fascista. Refiriéndose a M. Friedman y la “escuela de Chicago”. Llegan a confundir el Impuesto Negativo que implementó dicha escuela en el Chile de Pinochet con la RB.

Pero lo extraño que estos críticos (de izquierda) nunca se acuerdan de otros autores, como Oscar Lange (cabeza visible de los defensores del “socialismo de mercado”) que ya en 1936 en un discurso ante la ONU propugna un “dividendo social”, ni se acuerdan de Erich Fromm, ni de B. Russell. Como tampoco se acuerden de Paul Lafargue, o de Bujarino Preobrazhensky. Tan sólo por citar algunos, que podríamos continuar.

De lo que se trata es defender un nuevo derecho y que mejor que partir del republicanismo. De lo que se trata es defender el derecho a la existencia como afirmaba Robespiérrey más tarde los precursores del comunismo como Babeuf.Robespiérreal ser preguntado por los derechos nos decía: “¿Cuál es el primer fin de la sociedad? Mantener los derechos imprescriptibles del hombre” ¿Cuál es el primero de esos derechos? El de existir. La primera ley social es, pues, la que asegura a todos los miembros de la sociedad los medios de existir, todas las demás se subordinan a ésta…” El Thermidor instauraría un liberalismo doctrinario y sustituiría la Fraternidad por la Propiedad en la tríada revolucionaria. Si a esto le añadimos la “ética del trabajo” nos adentramos en la sociedad neoliberal que convierte el “derecho al trabajo” en el “deber de trabajar”.

De lo que se trata es de que cualquier persona tenga las “condiciones materiales de existencia” cubiertas para vivir. Desde el republicanismo la RB se convierte en un nuevo derecho a conquistar. Pero sobre esta propuesta volveremos en otro post.

Conclusión

¿Cómo conseguir este derecho? Desde abajo, desde la sociedad civil. A pesar de que es necesario que se oiga la voz de la RB en el parlamento, desconfianza total del mismo. La última prueba la tenemos en el rechazo de estos días de la propuesta de la “renta garantizada de ciudadanía” rechazada en el Parlamento por el Partido mayoritario. 

PD. Para los compañeros del Trabajo Garantizado. Pensadores (y dirigentes políticos) poco sospechosos de neoliberales o fascistas proponen la lucha por la RB como un instrumento para la “libertad real”. Tan sólo citaré dos: Alex Callinicos (Igualdad. Alianza Editorial; Un manifiesto anticapitalista. Crítica) y Erik Olin Wright (Construyendo utopías reales. Akal)

Bibliografía:
Adela Cortina, Ciudadanos del Mundo. Alianza Editoria. Madrid 1997
Javier Méndez-Vigo Hernández, Renta básica y trabajo. PalibrioBloomigton 2013
, Una lectura crítica del “Principio de Diferencia” XVI
CongrésValencià de Filosofia. Valencia 2006


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